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LA CORRUPCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

“Actualmente, la finalidad principal de los Derechos Humanos ya no es amparar la libertad de vivir una vida digna, sino servir como instrumento para imponer la revolución de la izquierda en los países que la rechazan. Se han convertido en un instrumento de dominación ideológica”.


Grégor Puppinck, profesor universitario francés y director del European Centre for Law and Justice [ECLJ, Centro Europeo por el Derecho y la Justicia], es uno de los principales baluartes europeos de la vida, la familia, la libertad de enseñanza y la libertad religiosa frente a las imposiciones ideológicas.


La salvación de los derechos humanos “de su autodestrucción” solo puede venir de quienes creen “que Dios existe y que ha establecido en nosotros y sobre nosotros una ley natural que es auténticamente universal y buena”.

El pasado 26 y 27 de mayo, el Prof. Grégor Puppinck, intervino en la IV Cumbre Trasatlántica para la promoción y defensa de los Valores, organizada por la asociación Political Network for Values [Red Política por los Valores] que agrupa a políticos y personalidades públicas de Europa, América y África en torno a un decálogo de compromisos “por la dignidad humana y el bien común”. Su intervención fue un momento estelar de este encuentro. Encabezó sus palabras con un expresivo título: La corrupción de los Derechos Humanos.


1. Corrupción en la burocracia globalista de los Derechos Humanos

Durante su intervención Puppinck puso en alerta acerca de la Corrupción en la burocracia globalista de los Derechos Humanos.


En los últimos años sus investigaciones han demostrado con datos incontestables no solo la sumisión de las instituciones globalistas a directrices ideológicas de grupos radicales, sino la “corrupción” económica con la que lo consiguen.


“Actualmente, la finalidad principal de los Derechos Humanos ya no es amparar la libertad de vivir una vida digna, sino servir como instrumento para imponer la revolución de la izquierda en los países que la rechazan. Se han convertido en un instrumento de dominación ideológica, algo de lo cual puso como ejemplo el comportamiento de Bruselas con Hungría y Polonia.


El Prof. Puppinck explicó que una de las razones por las que esto ha sucedido es “la corrupción”: “No solo la corrupción de las ideas, sino la corrupción del sistema por activistas de izquierda radical infiltrados en las instituciones y por actores privados globales como las fundaciones Gates, Soros o Ford”.


En nuestra época la guerra no se centra en la conquista de nuevos territorios mediante el poder militar, sino que la guerra decisiva se centra en la conquista de las instituciones internacionales mediante el dinero. Por medio del control de las instituciones internacionales, a través de la financiación privada y de la infiltración entre sus miembros de activistas de izquierda para dirigirlas, estos grupos de presión pretenden imponer una dominación ideológica que implante a nivel global una nueva visión del mundo y del ser humano.


2. Multimillonarios al mando de instituciones internacionales

Frente al desconocimiento o desinterés de muchos ciudadanos de a pie para comprender la trascen­dencia que tiene sobre sus vidas la existencia de estas instituciones internacionales y las decisiones que emanan de ellas, constatamos la actividad febril y organizada de un grupo de multimillonarios que se afanan por lograr el mando de estas instituciones mundialistas, para ponerlas al servicio no del bien de la humanidad, sino de sus fines globalistas.


Puppinck señaló que: “Un puñado de fundaciones y empresas privadas están ejerciendo un control creciente sobre las instituciones internacionales”. En 2020 dieron 1500 millones de dólares a Unicef, 1000 millones de dólares a la OMS [Organización Mundial de la Salud] y 500 millones de dólares al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Open Society, la fundación de Georges Soros, financió tanto el Tribunal Penal Internacional como el Consejo de Europa o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.


Las aportaciones, financiadas por las empresas privadas o fundaciones de este grupo de multi­millonarios, no se encaminan al bien de la comunidad internacional. Se repite el cuento de caperucita roja: el lobo disfrazado de abuela. Hoy se disfrazan de filántropos, es decir, aquellos que se distinguen por el amor a sus semejantes y por sus obras en bien de la comunidad. Pero no son filántropos, nos hallamos ante dictadores ideológicos que pretenden acelerar un cambio social y económico nivel global, y acaban, como tristemente demuestra siempre la historia, en las peores barbaries.


El Prof. Puppinck nos explica por qué sus aportaciones nos buscan el bien de la comunidad: Esta financiación tiene una contrapartida, que es “establecer la política de las organizaciones interna­cionales que financian”. Se dan las circunstancias perfectas para esta connivencia de intereses, pues “las instituciones internacionales tienen poder global y buscan dinero, y las grandes fundaciones tienen dinero y buscan poder global”.


Quien controle las instituciones internacionales controlará el gobierno mundial. No importa quién gobierne un país o a quién elija democráticamente el pueblo para gobernarlo; nos abocamos a una época de la historia en que quien tenga el poder sobre las instituciones internaciones tendrá el poder global, por encima de las soberanías nacionales y de sus constituciones. En otras palabras, el gobierno global por medio de estas instituciones internacionales será quien dirija los destinos de la humanidad y quien implante las políticas y directrices a seguir. Las instituciones internacionales tendrán el poder de suprimir los derechos individuales y la libertad de los ciudadanos, como se ha visto en la pandemia, no según el bien común sino según los intereses de los grupos globalistas de poder.


3. Parcialidad ideológica

Puppinck enumeró algunas de las investigaciones llevadas a cabo por el ECLJ, Centro Europeo por el Derecho y la Justicia, que evidencian la parcialidad ideológica e incluso personal estas instituciones internacionales:


a) Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo

En los últimos diez años, al menos 22 de los 100 jueces del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo han trabajado para siete ONG o fundaciones de izquierdas que son parte activa ante el Tribunal como alegantes o como terceras partes: entre ellas, Open Society, Human Rights Watch, Amnistía Internacional o la Comisión Internacional de Juristas [es decir, fundaciones financiadas y auspiciadas por grandes multimillonarios].

De esos 22 jueces, 12 son antiguos empleados o directivos de la Open Society de Soros, la cual financia a su vez a las otras seis.

A lo largo de esos diez años, al menos en 88 ocasiones esos jueces han decidido sobre casos presentados o apoyados por su antigua ONG, actuando como juez y parte, en un “flagrante conflicto de intereses”.


b) Relatores especiales de la ONU

En 2021, el ECLJ demostró que una gran proporción de los relatores especiales de la ONU, que se supone deben ser “expertos independientes”, son antiguos directivos de fundaciones y ONG izquierdistas, y han aceptado millones de dólares de dichas organizaciones –en particular de las fundaciones Ford y Open Society–, fuera de todo control de los Estados y de la ONU, y en violación de las normas éticas de la propia ONU. Pese a lo cual “están en la cima del engranaje de los derechos humanos y tienen una considerable influencia sobre las directrices legislativas sobre derechos humanos”.

Por medio de estas financiaciones privadas, la ONU se convierte no en un organismo independiente que regula las relaciones entre las naciones, sino en una institución de poder global al servicio de los dictámenes de grupos elitistas de poder.


c) La Organización Mundial de la Salud (OMS)

La Organización Mundial de la Salud, considerada como un organismo al servicio de la salud a nivel internacional, y como tal una institución supuestamente imparcial, se ha convertido en la impulsora del aborto hasta el nacimiento. Esta falta de imparcialidad se constata en sus recientes Directrices sobre la atención para el aborto, que lo defienden en cualquier etapa del embarazo y recomiendan suprimir la objeción de conciencia del personal sanitario a practicarlos.

Cuando el ECLJ investigó los autores materiales de estas directrices y su financiación se encontró de nuevo a “los mismos grupos radicales”: Planned Parenthood, el Centro de Derechos Reproductivos y el Population Council.


“A nadie sorprenderá”, explicó el profesor Puppinck, “que esas directrices recomienden legalizar el aborto libre hasta el nacimiento y restringir el derecho de los padres y la libertad de conciencia del personal sanitario. Esas directrices se publican como documento oficial de la OMS, aunque no han sido aprobadas por ningún estado, sino solamente por un comité de ‘expertos independientes’ plagado de activistas. Y... ¿lo adivinan? Ha sido generosamente financiado por la Fundación Warren Buffett, que dio millones de dólares al departamento de la OMS que publicó esas directrices”.


“Tampoco les sorprenderá saber”, añadió, “que el director de ese departamento de la OMS es Ian Askew, quien fue previamente director para asuntos de aborto en el Population Council, un organización privada cuya finalidad es promover en todo el mundo la eugenesia y el control de la población”.


4. Corrupción financiera en las instituciones internacionales

En su investigación, el ECLJ entrevistó a 27 relatores especiales de la ONU, algunos de los cuales describieron la situación como “corrupción”, porque esas fundaciones privadas pagan por influir en la agenda de los expertos de la ONU. Por lo demás, lamentó Puppinck, los Estados no se comportan con mucha mayor decencia que las ONG y también intentan “comprar” a los relatores con subvenciones directas.


En su intervención el Prof. Puppinck señaló que;

- En 2017, Open Society concedió 100.000 dólares a un grupo feminista radical de Nueva Jersey para “influir sobre un relator especial de la ONU” y que escribiese uno de sus dictámenes en el sentido deseado por el pagado. Como así sucedió.


- En 2018, tanto Fionnuala Ní Aoláin, responsable del programa de mujeres de Open Society que otorgó el dinero, como Melissa Upreti, directiva del grupo feminista que lo recibió, se convirtieron ellas mismas en relatoras especiales de la ONU, es decir, responsables de dictámenes “independientes” sobre los que Naciones Unidas basa luego sus resoluciones. Upetri preside hoy el Grupo de Trabajo de la ONU sobre la cuestión de la discriminación de las mujeres y las niñas.


Otro ”flagrante conflicto de intereses”, subrayó Puppinck, quien destacó que esta corrupción no es solo financiera, sino intelectual. Así, la surafricana Tlaleng Mofokeng, nombrada en julio de 2020 por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, durante el 44º periodo de sesiones de la ONU, “Relatora Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental”, es una médico abortista que presenta el aborto como “un acto radical de amor a una misma” y además defiende la legalización de la prostitución, que considera como una expresión de feminismo.


5. Un sistema corrompido: “¡Tenemos que liberarnos de él!”

El Prof. Puppinck concluyó su intervención exhortando a liberarnos de un sistema corrompido de instituciones internacionales que camuflan sus verdaderas intenciones enarbolando la bandera de los derechos humanos:


“Esto es solo un vistazo a cómo está corrompido el sistema de Derechos Humanos. Ha sido secuestrado por la izquierda radical y globalista y se ha convertido en su instrumento de dominación.

¡Tenemos que denunciarlo y liberarnos de él!: No debemos aceptar someternos a estos ideólogos. Están abusando de su mandato y de los derechos humanos”.


La salvación de los derechos humanos “de su autodestrucción” solo puede venir de quienes creen “que Dios existe y que ha establecido en nosotros y sobre nosotros una ley natural que es auténticamente universal y buena”.

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